CUENTOS DE LAS LETRAS

CUENTO DE LA LETRA Y y

El payaso Yiyo

El  payaso Yiyo trabaja en el circo Mundial. Yiyó sabe hacer trucos de magia y tocar la guitarra. También cuenta chistes y hace malabarismos con su yoyó musical. Yiyo lleva una chaqueta a rayas, unos pantalones rojos con lunares y una chistera. Me hace gracia su enorme nariz y me río con sus payasadas. Cuano yo sea mayor, será payasa.


CUENTO DE LA LETRA Ch ch

El chupete Gigante



Una mañana, doña Coneja encontró un chupete enorme en el bosque.  Era de color azul y tan grande que doña Coneja no podía con él .
- ¿De quién será este chupete?
Doña Coneja pensó que el bebé que lo hubiera perdido estaría llorando y no se podría dormir.
-Será mejor que busque a su dueño-se dijo.
Así que fue nido por nido, madriguera por madriguera, casa por casa y choza por choza, preguntando si alguien había perdido un superchupete en el bosque.
-No, no es nuestro. Es demasiado grande- contestaban todos.
La verdad es que un chupete tan enorme sólo serviría para la boca de elefante, y en el  bosque no había elefantes...
Cuando llegó la noche, doña Coneja regresó a su casa. Estaba muy cansada por haber cargado con el chupete por todo el bosque. Se disponía a tomar una tacita de chocolate con churros cuando un grito tremendo le hizo dar un respingo.
-¡¡Buaaaaaa, buaaaa....!!
¿Qué es esto? Doña Coneja salió corriendo de la casa y allí, llorando en medio del bosque, encontró al dueño del chupete, que resultó ser..... 
CUENTO DE LA LETRA LL ll

La Llave amarilla

El lunes pasado , la ardilla Pilla encontró una llave amarilla al pie del árbol donde vive.
-¿De quién será esta llave?- se preguntó preocupada-. Debo encontrar a su dueño cuanto antes y devolvérsela.
La ardilla Pilla fue a casa de la gallina Fina, que es muy despistada y pierde todo, pero la llave no era de ella . Luego fue ha buscar al gallo Galleta, pero él le dijo que su llavero estaba completo. La ardilla fue corriendo a casa de doña Coneja y ésta le dijo que ella no había perdido nada. Entonces,  Pilla se acercó a la charca y preguntó a las ranas, a los patos y a las grullas si habían perdido sus llaves. Todos dijeron que no. La pobre ardilla se pasó todo el día buscando al dueño de la llave amarilla sin resultado. Así que le ató una cuerda roja y la colgó en el tronco de un roble para que todos la vieran. Ya había anochecido cuando Pilla regresó a su árbol. Estaba muy cansada. Sólo pensaba en comer y dormir. Pero cuando quiso abrir la puerta de su casa se llevó una sorpresa:¡¡Había perdido su llave!! ¿Dónde la había dejado? Entonces se dio cuenta....¡¡Había perdido la llave!! ¿Dónde la había dejado? Entonces se dio cuenta...¡¡Ay, que tonta había sido!! ¡¡La llave amarilla era suya!!


CUENTO DE LA LETRA V v

La Vaca Vera

La vaca Vera vivía en la granja de mi tía Violeta. Vera era especial. Ella daba leche como todas las vacas, pero además viajaba en moto por el prado y el velero por las charcas de la granja. Un día se apuntó en un curso de pilotos y aprendió, en nueve semanas, a pilotar aviones. Se compró unas gafas y una gorra con visera, le dio un beso a mi tía Violeta y se montó en un avión verde. Así, se fue volando por el cielo. ¡Adios, vaca Vera!

CUENTO DE LA LETRA Ñ ñ

La  Muñeca  Marimoños

Toñi tenía una muñeca preciosa. La muñeca era de trapo. Tenía una gran sonrisa dibujada en la cara y una larga melena de rizos amarillos. Toñi siempre estaba abrazada a su muñeca. Dormía con ella: desayunaba con ella; la metía en su mochila y la llevaba al colegio. Además comía, merendaba y jugaba con ella.
La muñeca de Toñi se llamaba "Marimoños" . Un día, el abuelo José le regaló a Toñi un oso de peluche enorme. Era blandito y, si le apretabas en la barriguita, cantaba canciones. A la niña le encantó el oso. Se puso a jugar con él y se olvidó de "Marimoños". La pobre muñeca, olvidada en un rincón , dejó de sonreír y cada vez estaba más triste. Pensaba que pronto la tirarían a la basura, pero un día llegó Carlitos, el primo de Toñi, y.....


CUENTO DE LA J j

La jirafa Juanita.
La jirafa Juanita era cantante. Se pasaba todo el día cantando. Las jirafas de su manada estaban hartas de que Juanita las despertara cantando una jota y de que no les dejara dormir la siesta, porque, a esa hora, Juanita daba clases con don Jajejijojú, un mono profesor de canto. Para colmo, Juanita también cantaba por la noche porque decía que le gustaba cantarle nanas a la Luna. ¡No se callaba nunca! y como no dejaba de cantar, las demás jirafas no podían hablar con ella para pedirle un poco de silencio.
Un día, las jirafas decidieron prepararle una gran cesta con hojas del árbol del silencio, que son muy ricas, pero roban la voz durante unas semanas. Juanita se comió todas las hojas y perdió la voz. Entonces pudo escuchar las quejas de su manada. Cuando recuperó la voz, prometió que cantaría sólo cuando todas las jirafas estuvieran despiertas.